Gracias a una serie de imágenes de radar tomadas hace más de 30 años, investigadores espaciales encontraron una prueba relevante sobre la existencia de un volcán en erupción en Venus. De acuerdo a Space.com, eso muestra que “el planeta aún no está muerto”.
Las capturas que se emplearon para este descubrimiento fueron realizadas en el año 1991 por la sonda Magallanes de la NASA, que cartografió la superficie de Venus mediante un radar, atravesando sus espesas nubes.
Un volcán activo en Venus: los detalles del hallazgo
Si bien se tenía conocimiento de que el planeta estaba colmado de volcanes, no se tenía conocimiento si los mismos estaban activos o si habían “muerto” en un pasado lejano.
Pero, ¿por qué las pruebas de actividad volcánica se confirman 30 años más tarde? Siguiendo a la fuente, algunas de las imágenes que envió Magallanes eran muy pesadas (con muchos gigabytes) y en tanto imposibles de analizar con la tecnología disponible en ese momento.
Fue gracias al trabajo del astrofísico del Laboratorio de Propulsión de Chorro de la NASA, Scott Hensley, que esas capturas fueron analizadas nuevamente, con los resultados del estudio publicados en la revista Science.
En una primera pasada de Magallanes se fotografió una fisura que se duplicó en una segunda visita y parecía haberse llenado hasta los bordes con una materia que, según los científicos, es lava. El estudio señala que la erupción de ese volcán cubrió una superficie dos veces mayor que la del volcán Kilauea, en Hawái, que ocurrió en el 2018.
“Hasta ahora había pruebas indirectas de vulcanismo en Venus (…) Hay indicios de reacciones químicas que apuntan a erupciones y otros datos geológicos de actividad, pero no se podía saber si sucedieron hace miles de años o están pasando ahora mismo”, explicó Robert Herrick, coautor del estudio y geofísico de la Universidad de Alaska en Fairbanks.
“Nuestro trabajo muestra una nueva estructura volcánica que se formó en ocho meses de 1991 y es la prueba más concluyente de una erupción en Venus”, añadió.